La mayoría de las violaciones de seguridad en sistemas informáticos no ocurren por ataques sofisticados, sino por errores humanos y accesos no controlados.
Por eso, implementar un control de accesos informático sólido no es solo una recomendación, es una necesidad crítica en cualquier organización que maneje información sensible, ya sea en un entorno corporativo, educativo, médico o gubernamental.
El control de accesos es el conjunto de políticas, tecnologías y procesos que determinan quién puede entrar a un sistema, qué puede hacer una vez dentro y cómo se registra su actividad.
Su propósito es proteger los activos digitales frente a accesos no autorizados y prevenir pérdidas, filtraciones o sabotajes.
Aplicado correctamente, el control de accesos:
La correcta implementación de estas medidas forma parte integral de un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI), como lo define la norma ISO/IEC 27001.
Existen distintos modelos de control de acceso, cada uno con niveles de flexibilidad y seguridad. A continuación, los más utilizados:
El propietario del sistema (o archivo) define quién puede acceder y con qué permisos. Es común en sistemas operativos tradicionales, pero tiene vulnerabilidades cuando se otorgan permisos demasiado amplios.
Impone restricciones en base a la sensibilidad del recurso y la autorización del usuario, típicamente utilizado en entornos gubernamentales o militares. Su implementación es compleja pero altamente segura.
Otorga permisos según el rol del usuario dentro de la organización. Por ejemplo, un contador no puede ver registros médicos. Es flexible y escalable, ideal para empresas medianas y grandes.
Utiliza múltiples atributos (rol, ubicación, hora, dispositivo) para conceder acceso. Es útil en entornos con acceso remoto o híbrido, pero requiere una gestión avanzada de políticas.
Estos tipos pueden combinarse para adaptarse a distintas necesidades, especialmente en entornos con acceso desde dispositivos móviles o redes externas.
La implementación práctica del control de accesos depende de herramientas especializadas que permiten verificar identidad, asignar privilegios y auditar actividades. Algunas de ellas incluyen:
Estas herramientas deben combinarse con políticas de seguridad claras y monitoreo continuo. La norma ISO/IEC 27040 también ofrece recomendaciones sobre cómo almacenar información relacionada con accesos y registros.
Muchas organizaciones implementan controles de acceso, pero cometen errores que dejan vulnerabilidades abiertas. Algunos de los más frecuentes incluyen:
Un error en este ámbito puede resultar en violaciones graves. Por eso, se recomienda la adopción de borrado certificado cuando los accesos tienen relación con archivos sensibles que deben ser eliminados.
El control de accesos no solo es una práctica recomendada, sino un requisito explícito en muchos estándares internacionales y regulaciones:
Una política bien implementada requiere planificación, monitoreo y revisión periódica. Algunas buenas prácticas:
Integrar esta política dentro del marco de un SGSI, como propone la guía del SGSI, permite mantenerla vigente y ajustada a auditorías.
Se expone a la empresa a errores, sabotajes o filtraciones accidentales. Por eso, se recomienda el principio de “mínimos privilegios”.
Es posible en entornos pequeños, pero a medida que la empresa crece, se vuelve inviable sin herramientas como IAM o Active Directory.
Por sí solas, son vulnerables. Se deben complementar con autenticación multifactor y políticas de cambio periódico.
Debes registrar el incidente, aislar al usuario, revisar los logs y seguir tu política de respuesta a incidentes. Luego, puedes considerar medidas como el borrado criptográfico si hay riesgo de exposición de archivos.
Delete Technology se especializa en la destrucción segura y certificada de activos digitales, ofreciendo soluciones validadas bajo estándares internacionales como ADISA, NIST y PCI DSS. Esto permite a las organizaciones blindar su información, evitar riesgos y cumplir con la legislación vigente en materia de protección de datos.
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